Por
ahí viene. Se le ve cabreado… Con la bonita cara que tiene, es una lástima. Sé
que me odia ahora mismo, lo sé yo y todos los que estamos aquí.
Algunas
miradas valientes se posan en él y saltan a mí una y otra vez. ¿Qué esperan que
ocurra? Esto no es una película, no voy a ir corriendo a suplicarle perdón
mientras lloro gritándole lo mucho que le necesito… (Puede que mi yo del pasado
se lo planteara más seriamente, pero ya no). Ni él vendrá a abrazarme
asegurando que ya pasó todo porque no puede estar más tiempo sin mí. Otros
disimulan, tratan de seguir sus conversaciones fingiendo no darse cuenta de la
tensión del ambiente. Mi propia respiración sale a trompicones… Es algo que aún
no he sabido controlar.
Cuando
ya a penas le quedan unos pasos para llegar saluda a todos. – Hola, ¿qué tal? –
Un simple movimiento de brazo al que la gente responde con distintos “hey”, “¿qué
pasa?”, “hola”…
No
me mira… Nada, ni un simple movimiento de ojos. ¿Seré la única en darme cuenta?
Eso espero, ya es bastante vergonzosa la situación como para empeorarla… Eso es
lo único que me frena de salir corriendo y llamar más la atención.
¿Tanto
la cagué esta vez?