Por
ahí viene. Se le ve cabreado… Con la bonita cara que tiene, es una lástima. Sé
que me odia ahora mismo, lo sé yo y todos los que estamos aquí.
Algunas
miradas valientes se posan en él y saltan a mí una y otra vez. ¿Qué esperan que
ocurra? Esto no es una película, no voy a ir corriendo a suplicarle perdón
mientras lloro gritándole lo mucho que le necesito… (Puede que mi yo del pasado
se lo planteara más seriamente, pero ya no). Ni él vendrá a abrazarme
asegurando que ya pasó todo porque no puede estar más tiempo sin mí. Otros
disimulan, tratan de seguir sus conversaciones fingiendo no darse cuenta de la
tensión del ambiente. Mi propia respiración sale a trompicones… Es algo que aún
no he sabido controlar.
Cuando
ya a penas le quedan unos pasos para llegar saluda a todos. – Hola, ¿qué tal? –
Un simple movimiento de brazo al que la gente responde con distintos “hey”, “¿qué
pasa?”, “hola”…
No
me mira… Nada, ni un simple movimiento de ojos. ¿Seré la única en darme cuenta?
Eso espero, ya es bastante vergonzosa la situación como para empeorarla… Eso es
lo único que me frena de salir corriendo y llamar más la atención.
¿Tanto
la cagué esta vez?
Evito
mirarle directamente, no quiero sentirme más rechazada aun…
Estoy
debatiéndome entre distintas formas de saludarle que no me hagan quedar peor de
lo que ya estoy cuando noto un ligero apretón de mano. Miro a mi izquierda y
veo como mi mejor amiga me sonríe con empatía y lástima. Odio que sientan
lástima por mí. Pero supongo que en esta situación es lo que provoco. Niego
disimuladamente con la cabeza tratando de fingir que estoy bien. Es obvio que
no es cierto.
En
realidad nadie sabe que ocurrió… Solo que me odia.
Le
oigo reír suavemente y de forma automática mis ojos se clavan en él, llevaba
tiempo sin oírle reír. Pero se ríe con ella. ¿Por qué me hace esto? Intento
tragarme el nudo que se me hace más y más grande en la garganta, pero a cada
segundo es más y más difícil. Veo como Emma se apoya en su hombro mientras le
hace reír de nuevo y sin darme cuenta aprieto la mano de Adri más fuerte. Ella
me devuelve el apretón, como tratando de llevarse algo de mi peso a su espalda,
y se lo agradezco profundamente. Necesito salir de aquí, me echaré a llorar en
cualquier momento y me niego a que ocurra delante de todos.
-
Oye Aarón, tío,
ya basta ¿no? – Todos nos volvemos hacia Cole con sorpresa.
-
¿De qué hablas?
– Pregunta el primero fingiendo inocencia.
-
Mira, de Emma me
lo espero, porque siempre ha sido así de mala persona… - Asegura Cole, y antes
de que la susodicha pueda protestar, este añade – Pero ¿de ti? ¿No ves que Amy
lo está pasando mal? No sé que habrá ocurrido entre vosotros dos, pero no creo
que se merezca tener que presenciar esto, me imagino que toda esa falsa
indiferencia que pretendes mostrar ya le
está suponiendo suficiente, como para tener que ver cómo tonteas con otra
delante de sus narices… - Guau… Realmente estoy sorprendida, viniendo de Cole,
que se enfrente así a su mejor amigo por mí, me conmueve tremendamente.
-
No estoy
tonteando con nadie, solo hablábamos – Aarón me lanza un rápida mirada y por un
segundo, parece arrepentido al verme. – Y no eres quien para meterte en esto,
así que mejor cállate la boca.
-
Buah… Haz lo que
te de la real gana, solo te digo que esta no es la solución, y dice muy poco de ti.
-
Pero quién – Sin
embargo no le dejo seguir.
-
Ya vale. – A penas
me sale la voz. - No tenéis que discutir...
- Mira Aarón… - Respiro profundamente
antes de seguir. – No soy tu dueña, puedes hacer lo que te de la real gana… Con
quien quieras – Aseguro a pesar del dolor que me provoca verle en brazos de
otra. – Pero no voy a estar aquí para verlo. – Noto las miradas de todos sobre
mí, necesito desaparecer ya. - Ódiame todo lo que quieras… Supongo que me lo
merezco, pero no aguanto más. – Y dicho eso me doy la vuelta y comienzo a andar
todo lo rápido que me permiten mis temblorosas piernas, alejándome de allí
cuanto antes.
Oigo
a alguien maldecir detrás de mí, pero no me paro a ver quién viene corriendo.
-
Amy espera, te
acompaño a casa. – Chris se acerca corriendo justo cuando las lágrimas me
desbordan por los ojos.
Freno un poco, no tiene sentido seguir corriendo. –
G.gracias…
-
Ey… Yo tampoco
sé que ha ocurrido, pero se ha comportado como un capullo... Ya lleva varios
días portándose como uno, la verdad. No llores, anda… - Me pide abrazándome de
lado mientras andamos.
-
Es impotencia…
Esta vez la cagué Chris… Creo que se ha acabado…
-
¿Qué ocurrió?
-
No – No me da
tiempo a contestar.
-
Tampoco es
asunto tuyo. – Oímos detrás. Nos paramos en seco. Yo dejo de respirar. - ¿Me
dejas hablar con mi novia, por favor? – El corazón me da un vuelco, “novia”…
Hacía tiempo que tampoco lo oía.
Chris
me suelta lentamente y se gira. No sé si se dicen algo, yo no me doy la vuelta.
No sé si por miedo, por orgullo, cansancio… O una mezcla de todas. El caso es
que, cuando me quiero dar cuenta, unos nuevos pies aparecen en mi campo de
visión.
No
sé cuánto tiempo ha pasado, segundos, pero lo siento como horas… No puedo dejar de llorar, la
verdad, supongo que de tanto aguantar, ahora me es imposible parar. Ninguno dice
nada. Y estoy tan cansada… Solo quiero meterme en la cama y dormir hasta…
siempre.
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